El olivo y sus frutos han estado presentes en la historia de los hombres y han ocupado un lugar relevante en las antiguas civilizaciones mediterráneas. Solo en la Biblia pueden encontrarse hasta 200 referencias al olivo o a su aceite. En la antigüedad, el aceite de oliva se usaba como alimento, en medicina y en ceremonias religiosas. Es difícil determinar dónde apareció el olivo pero se cree que apareció a orillas del Mediterráneo, entre Siria y Grecia. Su cultivo se inició en estas costas hace más de 6000 años y se usó de manera inmediata con fines alimenticios (la aceituna) y con fines medicinales (el aceite que extraían con rudimentarios métodos).
El aceite de oliva, tiene una tradición histórica en España que se remonta a la época de los fenicios. Se cree que fueron ellos los que propagaron el cultivo del olivo por las islas griegas hasta llegar a las costas de España hace más de 3.000 años. El aceite de oliva, ha recorrido un largo camino desde la época en la que los romanos utilizaban el aceite de oliva como medicina, hasta llegar a nuestros días en los que el aceite de oliva lo usan prestigiosos chefs de cocina para elaborar los más refinados platos gourmet o está presente en laboratorios de reputados científicos que nos cuentan el porqué de sus propiedades.
Homero, intuyendo sus efectos beneficiosos, le llamó ‘oro líquido’ y los romanos ampliaron su cultivo por todo su imperio.
El olivar que diseña los paisajes en cada zona depende en buena medida de la historia del lugar y de la aceituna que más se ha adaptado a las condiciones del suelo, clima y a las necesidades del agricultor. El consumo de aceite de oliva, es parte fundamental de la dieta mediterránea y española, ocupando además España el primer puesto en la producción y venta de aceite de oliva en el mundo.
El aceite de Oliva Virgen es un zumo de fruta natural que conserva el paladar, perfume, vitaminas y todas las propiedades del fruto del que procede, siendo además el único aceite vegetal que puede consumirse directamente virgen y crudo.
El aceite de oliva se clasifica principalmente en tres grupos, según el proceso a los que ha sido sometido:
aceite de oliva virgen;
aceite de oliva refinado (procesado a partir de aceites de oliva vírgenes de menor calidad mediante técnicas de refinado, como neutralización, decoloración y desodorización);
y aceite de orujo de oliva (obtenido básicamente de los orujos, es decir, de los residuos de la oliva producidos después de la elaboración de los aceites anteriormente citados).
Los aceites comestibles tienen gran cantidad de vitamina E, de gran importancia antioxidante. Además, el aceite de oliva virgen es rico en compuestos fenólicos, lo que convierte a este aceite en un significativo proveedor de sustancias antioxidantes.
La característica principal de la Dieta Mediterránea es el consumo de aceite de oliva como grasa esencial, aportando hasta un 17-25% de las calorías. Aparte de los beneficios que pueda tener su consumo en cuanto a proporción adecuada de ácidos grasos, el uso de aceite de oliva se asocia con un alto consumo de verduras al utilizarse como aliño de ensaladas, verduras y de legumbres cocidas. A pesar de desconocer la acción del aceite de oliva sobre la salud, los habitantes de los países mediterráneos siempre han citado la dieta, básicamente el aceite de oliva y el vino, como responsables de la longevidad de la población.
Fuente: Fundación Dieta mediterranea